Spanking es la palabra inglesa para azotar. La práctica de los azotes con fines eróticos es una actividad muy antigua y abarca un vasto campo, que va desde las pequeñas y tímidas palmadas en el culo de tu pareja durante el sexo a lo perrito hasta las verdaderas y dolorosas correcciones durante las prácticas BDSM. Es una parafilia, por usar una palabra culta (una práctica sexual que difiere de los actos tradicionalmente considerados normales), particularmente apreciada en las relaciones sadomaso, pero no sólo.
Una de las características interesantes de los azotes es que tanto hombres como mujeres pueden sentir placer al darlos o recibirlos.
Los psicoanalistas dirán sin duda que se trata de un placer regresivo que surge de la nostalgia de la infancia y de la necesidad de ser cuidado, una necesidad regresiva. Pero al placer y a las fantasías no les importa mucho la teoría, y algunos psiquiatras bien valdrían una buena sesión.
Como el spanking es una práctica muy específica, obviamente necesitas contar con el pleno consentimiento de tu pareja, y más aún si es duro.
No olvides que los azotes se practican en las nalgas, y más concretamente en la zona que se utiliza para sentarse. Esta zona suele ser bastante blanda y el dolor desaparecerá rápidamente. Dar azotes fuera de esta zona puede provocar dolores agudos y complicaciones.
Un azote ligero es un placer del que todo el mundo puede disfrutar. Además de actuar como juego previo, su naturaleza repentina y a menudo impredecible lo hace muy excitante. La reacción muscular de esta zona y las vibraciones también estimulan las zonas erógenas muy próximas a ella. En el spanking light, se trata más de un acto cerebral que físico, donde el aspecto transgresor y tabú es un factor excitante.
Como castigo por excelencia, está claro que los azotes pueden desempeñar rápidamente un papel importante en los juegos de dominación. Además de proporcionar los mismos placeres que una palmada ocasional en el trasero, los azotes también pueden utilizarse para aumentar los placeres de la dominación/sumisión. Así que se abre todo un nuevo mundo de fantasías.
En este caso, se trata de un simulacro de violencia en el que el dolor causado es leve y no es realmente el objetivo del acto.
En las prácticas más extremas, sólo entran en juego los límites de la pareja. Se puede utilizar cualquier accesorio y buscar el dolor real. Como no dominamos este campo, no nos aventuraremos a decir más al respecto. Pero si te gustan este tipo de cosas, siempre puedes escribir un comentario o publicar un testimonio.
Hay muchas posiciones posibles. Las posiciones más clásicas son, por supuesto, a cuatro patas para practicar sexo al estilo perrito o sin penetración, pero también puedes ponerte de rodillas o apoyarte en una mesa para recordar las correcciones de antaño. Los más atléticos también pueden recibir un azote siendo cargados sobre el hombro de su pareja.
Los practicantes de BDSM, grandes aficionados a los azotes, disponen de material específico que les permite practicarlos con mayor asiduidad y eficacia. Sin hablar de látigos, paletas u otros accesorios para potenciar el efecto, existen numerosos dispositivos destinados a inmovilizar al sumiso. Las cruces de San Andrés, los collares de tortura o los bancos de azotes son grandes clásicos.
Como hemos visto, las cruces de San Andrés y los bancos de azotes son piezas muy eficaces, pero aquí vamos a hablar de accesorios llamativos. Si la mano parece ser el accesorio ideal, la paleta, el látigo o la fusta pueden aumentar el dolor y añadir distancia para una mayor sensación de dominación o sumisión. También puedes utilizar accesorios cotidianos como un cepillo para el pelo, una espátula de cocina o un matamoscas.
Si los azotes son una de las fantasías de ambos miembros de la pareja, sería una pena perdérselos. Así que no olvides hablarlo de antemano y fijar los límites. Si te gustan los escenarios, prepáralos y castiga a quien se lo merezca.
Si quieres apoyarles un poco más, no olvides definir una palabra clave o "palabra de seguridad" para poder terminar la sesión y volver a la realidad en cualquier momento. Así podrás quejarte y suplicar todo lo que quieras, sin que se detenga si no es lo que realmente quieres.